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Varios alimentos arrojados sin utilizar al cubo de la basura de un domicilio español. / F. GÓMEZ

A diario se tiran a la basura cientos de kilos de comida. Para solucionar este problema, el Gobierno acaba de aprobar en el Consejo de Ministros el anteproyecto de una ley para combatir con el desperdicio alimentario. De este modo, se obligará a vender productos que se considera que no cumplen los requisitos estéticos para su venta siempre y cuando se encuentren en condiciones óptimas de consumo.

Desde la Organización de Usuarios y Consumidores también quieren «concienciar contra el desperdicio de alimentos a todos los implicados en la cadena de producción, elaboración y consumo», esto es en el campo, en la industria, en la distribución alimentaria, en el hogar y en los restaurantes. Por este motivo han elaborado una serie de consejos para evitar tirar comida a la basura. Unos hábitos que permitirán cuidar el medioambiente y ahorrar.

Cuando vayas a comprar al supermercado debes hacer una lista de la compra en la que apuntes solamente lo que falta en casa para evitar comprar alimentos de los que ya dispongamos. Además, deberemos revisar las fechas de caducidad de los productos que tengamos tanto en el frigorífico como en la despensa.

Otra recomendación es organizar nuestras comidas realizando menús semanales. De esta manera nuestras compras se ceñirán a los ingredientes que necesitemos para elaborar estas recetas.

Algo importante que debes tener en cuenta son los productos de temporada. Por ejemplo, puedes comprar pescados, frutas y verduras que sean propios de ese mes y realizar tus comidas en base a ello. Además, si optamos por frutas y verduras «feas» y de menor tamaño, notaremos en nuestro bolsillo la diferencia de precio, ya que estos suelen ser más baratos y no tienen por qué ser de peor calidad que los que tienen una mejor apariencia.

La OCU advierte no vaer en «la tentación» de los formatos ahorros como el popular 3X2, ya que consideran que «no siempre es realmente más barato comprar con estas ofertas y a veces no consumimos todo antes de que se estropee».

Otro consejo es comprar al corte tanto para la carne como para el pescado, ya que de esta manera podremos pedir las espinas, los huesos, etc y aprovecharlos para realizar caldos, por ejemplo, evitando su desperdicio.

A la hora de cocinar podemos alargar la vida de nuestros alimentos realizando adobos con especias o macerándolas en vino o vinagre, un método de conservación de larga tradición. También se pueden realizar confituras con la fruta madura, mermeladas o conservas.

Si hemos comprado en grandes cantidades podemos congerlar lo que sepamos que no vamos a utilizar inmediatamente como, por ejemplo, el pescado fresco, pan de molde, jamon cocido, salmón ahumado, etc. La Organización de Consumidores y Usuarios reconoce que «algunos no están tan buenos como recién hechos, pero si los «arregla» un poco, pueden ser utilizados sin problemas y a pesar de ciertos defectos organolépticos, sus cualidades nutricionales e higiénicas se mantienen perfectamente».

Un truco muy socorrido para evitar el desperdicio de alimentos es recurrir al congelador. La OCU considera importante calcular las medidas para congelar paquetes que sean acordes a nuestro consumo. De esta manera, si dividimos los alimentos por la cantidad de la ración que solemos consumir, podremos sacarlas sin necesidad de tener que descongelarlo todo a la vez.

También se pueden congelar algunos productos triturados como, por ejemplo, el queso rallado o el perejil, la cebolla y el ajo picados.

Para evitar que a los limones les salga moho se pueden exprimir para elaborar zumo de naranja. Los caldos también son otro de los productos que se pueden congelar sin problema y que pueden sacarnos de un apuro para realizar diferentes elaboraciones.

Otro truco muy útil es congelar en cubiteras los restos de tomate frito para futuros sofritos evitando que se ponga malo en el frigorífco una vez que lo hemos abierto.