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En una pandemia, muchas pymes se vieron obligadas a cerrar debido a la falta de actividad. Además, la subida del dólar supuso un duro golpe para las industrias que necesitaban insumos del exterior para seguir operando. Sin embargo, otros se adaptaron, encontraron el camino y no solo continuaron funcionando en el contexto difícil, sino que también crecieron.
Es el caso de Modulmet, una empresa familiar que se dedica a la fabricación de máquinas para rotomoldeo, utillaje y producción de piezas plásticas y que desde la Ciudad se expande en el interior de Buenos Aires fabricando y comercializando contenedores de 1100 litros, para carga. traseros de camiones de basura que, además, son reciclables y más económicos que los importados. Hoy vende a varios municipios y produce casi en su totalidad su producción con insumos locales.
Modulmet nació en 2003 del ingenio de Dante Marcucci, quien tuvo la iniciativa de trabajar los contenedores. Parte del proceso vino de Italia, de donde se “importó” la idea de la herramienta y el modelo. “El proceso de rotomoldeo es más lento que el de inyección que se utiliza en Europa, pero la inversión inicial también es más económica”, explica Bruno Guazzini, yerno de Dante, que se encarga de difundir los productos. Además, permite reciclar el plástico utilizado en la fabricación.
Dante Marcucci en sus inicios hace más de 10 años, con su primer molde de bolas rotomoldeadas.
Hasta 2019, el bajo valor del dólar impedía a esta empresa competir con los importadores porque el costo de producción era del 20% para fabricar en Argentina. Luego de la subida vertiginosa del tipo de cambio que se produjo a fines de ese año, más la gestión en el proceso, hizo que la empresa fuera competitiva y con una expansión significativa. Una de las claves fue encontrar un proveedor local de la materia prima reciclable. Y ahora ha añadido un aliado para incrementar la producción, al que ofrecerá el know-how y el utillaje para disponer de stock suficiente para abastecer de forma inmediata la demanda.
Uno de los objetivos de Modulmet hoy es iniciar negocios en la ciudad. Mientras tanto, Bruno recorre el interior de la Provincia ofreciendo su producto. De hecho, una de las licitaciones que ganó fue en Chivilcoy donde lograron ofrecer un precio menor al presentado por un competidor que importaba los contenedores de Brasil. Otro añadido que ofrece a sus clientes es que al ser reciclables, pueden entregar algunas unidades en mal estado para cambiarlas por una nueva recuperada con el mismo plástico.
Uno de los problemas que tuvo la producción local es que el plástico importado está ligado no solo al precio del dólar, sino también al precio del petróleo.
Bruno proviene de una familia que conoce la industria. Su abuelo comenzó en los años 50 con la producción de válvulas y válvulas de gas, y allí trabajó hasta 2010, cuando problemas familiares lo llevaron a abrir su propio camino con tan solo 21 años. Con el tiempo, el contacto con sus clientes lo llevó a compaginar esas necesidades con quien ya era su suegro. "Hacían camiones de basura y necesitaban contenedores", recuerda. Fue así como empezó a colaborar con él en negocios específicos, como el de contenedores.
Durante los últimos 3 años, mientras viajaba por su emprendimiento personal, aprovechó para fortalecer los contactos con los municipios del interior, aunque en principio sin suerte ya que todavía era más barato importar los contenedores que fabricarlos en el país. Pero el salto del dólar en 2019 abrió la puerta para que el producto tuviera un precio competitivo. "En los últimos dos años, Modulmet ha crecido mucho", dice.
“Dadas las múltiples devaluaciones entre 2019 y 2020, surgió la necesidad de conseguir un producto que conservara los estándares de calidad europeos, pero hecho en Argentina y pagado con pesos”, dice Bruno, aunque el crecimiento de la empresa también debe atribuirse a un buena gestión para lograr menores costos y que el precio de venta sea lo más competitivo posible. "No permitimos que la tecnología externa se apodere de nosotros", dice.
En la actualidad Modulmet no solo se dedica a la fabricación de envases de diferentes tamaños. También fabrica tanques de combustible para helicópteros, embarcaciones, tanques de agua, boyas y balizas marítimas y tarimas plásticas, entre otros productos.
Bruno remarca que más allá del costo, el proceso "es respetuoso con el medio ambiente". “El envase que ya no sirve se recicla y la materia prima se vuelve a utilizar”, explica. El plástico utilizado es polietileno de densidad media, que al calentarlo se reconvierte en una especie de plastilina que se puede reutilizar en nuevos productos.
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